Parecería ser que cada gobierno da una impronta a la sociedad o quizá es la sociedad quien da una determinada impronta a un gobierno.
Es así que durante el gobierno del Dr. Alfonsín se respiraban aires de democracia y participación, de solidaridad y de respeto hacia las incipientes instituciones.
De igual manera, en el menemismo estos aires fueron cambiando, al igual que la sociedad. Ya encontramos cambios sustanciales con la descomposición del tejido social, el comienzo de la desaparición de la clase media, la aparición de los excluidos del sistema y la desigualdad morbosa en el reparto de la riqueza.
Como contrapartida, en el gobierno de De la Rua, el cual se caracterizó por una gran inacción, encontramos una sociedad activa y partícipe en la caída de la Alianza de gobierno.
¿Qué caracteriza a esta “era” kichtnerista? ¡Sin lugar a dudas la falta de diálogo!
¡Es a lo cual debemos sustraernos como radicales!
Esta falta de dialogo quizá lo notemos no solo en la política, sino también en nuestras relaciones sociales, ya sean personales o familiares.
Siempre los radicales nos hemos caracterizado por el diálogo y la confrontación sana y sincera, nuestras famosas internas y nuestras interminables, pero democráticas y provechosas, discusiones.
Para ello debemos empezar, como no podía ser de otra manera, por el principio.
Es mi idea contribuir a ese principio de un nuevo comienzo con este espacio, el cual quiero consideres tu espacio de discusión y participación para retomar el diálogo y lograr la reunificación de un partido radical necesario para la República, para los Argentinos y para Latinoamérica, para una Latinoamérica libre de payasos demagogos, caudillismos decadentes y mafias recaudadoras.
Te invito a este diálogo para la construcción de este nuevo y necesario radicalismo.