Los medios de comunicación del Chaco informan que seis intendentes llegados al Gobierno Municipal a través de la Alianza Frente de Todos, que encabeza la UCR desde hace más de doce años, decidieron pasarse a las filas del grupo “Chaco merece más” que llevó al Gobierno provincial al actual Gobernador, Contador Jorge M. Capitanich.
Varios de ellos declararon, como excusa, que en el pasado fueron afiliados peronistas y que nunca habían dejado de serlo y uno de ellos, que durante su último mandato muchos dolores de cabeza diera con sus actitudes, expuso que él no es muy adepto a los partidos políticos, que había utilizado la Alianza para llegar al poder y que en este momento se integraba a las filas del Gobernador debido a las promesas de obras para su comunidad que éste les formulara, que es lo único que a él le interesa.
Todos se fueron por lo mismo: las promesas.
El virus también debía llegar al Chaco y llegó.
Por suerte, por cuanto el impacto de la noticia obligará a comenzar a replantear cosas que se trataban de soslayar, de ignorar, de evitar discutir, en el Chaco y en todo el país radical.
“El radicalismo y las alianzas”. “La política y la necesidad de acceder al poder”. Los individuos y las ideas. Los individuos, los grupos y las ideas.
O la gran premisa que planteó el Dr. Raúl Alfonsin en el año 1983, en el discurso inaugural de su gobierno ante el Parlamento Nacional cuando habló “del fin y los medios”.
El deseo de obtener un fin, de concretar un objetivo, no justifica cualquier medio.
Muy por el contrario, el uso de los medios adecuados, que surgen de fuertes preceptos, ideas y conducta, es lo que enaltece el fin.
Estamos, evidentemente, no sólo en la UCR del Chaco, sino de todo el país, ante la necesidad de tratar de entender qué implica el radicalismo. Qué significa el ser radical.
Frente a la lucha que históricamente planteó el radicalismo de que era importante acceder al poder y luchar por el, siempre y cuando no fuera necesario efectuar concesiones ideológicas, en los últimos tiempos se instaló en contraposición a dicho principio fuertemente ético, que lo importante era llegar al poder de cualquier manera y que después, al poseerlo, se podrían efectuar acciones que por si mismas alcanzarían para disimular el camino recorrido para llegar a él.
¿Es esto válido porque otros así lo hacen?
Por más influenciados que estemos por el carácter peronista, por más que la angustia nos invada por cuanto ante la desideologización imperante somos concientes que la llegada al poder se complica, no debemos abdicar de nuestros principios y quizás ser cada vez más adeptos con ellos.
Cada vez me convenzo más de que la Modernización más profunda que podemos hacer en nuestro partido es trabajar con rigor, con convicción, con fuerza y sin dobleces ni concesiones, en el estudio y la enseñanza de nuestra ideología y demostrar la manera en que la misma provee de todos los elementos necesarios para lograr la tan poco buscada y sí muy declamada dignidad del ciudadano, que lamentablemente día a día va perdiendo, por diversas circunstancias, elementos básicos de su existencia, como la libertad. Libertad individual y colectiva.
¿O vamos a creer que las idas y venidas por diferentes partidos, la búsqueda de alianzas, electorales, legislativas, etc. son producto sólo de la exploración de escenarios propicios que les permitan trabajar por el bien común y no consecuencia directa de un mal que nos persigue a todos desde hace un tiempo? Mal encarnado en la falta de libertad, que muchos confunden con la posibilidad de cambiar permanentemente, sin darse cuenta que es la falta de libertad la que nos impidió investigarnos y formarnos de acuerdo a nuestras aspiraciones, visiones y esperanzas y nos convirtió en rehenes del oportunismo y la salvación, por más precaria que esta fuera.
Lo difícil es encontrar aliados para la lucha por la ideología por la devaluación que a la misma le aplicaron en nombre de perversos intereses. Pero seamos concientes: o la emprendemos y pese al materialismo frenético en el que estamos metidos tratamos de avanzar, o en nombre de un modernismo ansioso de protagonismo, capaz de arrasar con constituciones, cartas orgánicas, formas y maneras, todo lo que la UCR fue e intentó ser desde su nacimiento, junto a sus adherentes, pasarán a formar parte de la leyenda y la mitología argentina.
En el Chaco y en otras provincias se va gente que llegó a cargos importantes paridos en gran parte por la UCR, en Buenos Aires y otros lugares se están gestando movimientos pidiendo amnistías y pedidos de retornos sin plantear condicionamientos de ninguna naturaleza, en otras provincias, los que eligieron otros caminos y por ello fueron simplemente excluidos, se muestran frente a la sociedad como víctimas, para no tener que dar explicaciones sobre sus pendulares conductas, pero si pese a todo esto podemos observar en profundidad, nos daremos cuenta que estamos, por ahora, ante un problema de dirigentes, que utilizando el pequeño o gran poder que construyeron minimizan y destruyen el poder ciudadano, que es el voto, a su mínima expresión, y luego se vanaglorian por sus triunfos y no en los militantes y adherentes.
Para potenciar la acción es preciso potenciar la premisa de que el éxito del proyecto de que la UCR sea y siga siendo, es factible si se sustenta en dirigentes con claridad de pensamientos e incondicional osadía y en la auténtica militancia, ávida por saber y poder ser cada vez más, aunque para ello, durante el camino abdiquen muchos que dicen ser y…quizas no lo son.
Este es el verdadero desafío.
Otros caminos para sobrevivir existen, pero conducen indefectiblemente a la desaparición.-