En el día del recordatorio del fallecimiento de Don Arturo Illia, siento el deber de ofrendar como argentino el merecido homenaje a un gran demócrata, que honró la vida brindándonos la suya, para darle esencia a nuestro ser nacional y valor a nuestros sinceros sentimientos libertarios, demócratas y patrióticos. El homenaje que le brindamos en el día de hoy debe renovar nuestro compromiso de luchar como él lo hizo, con las armas de la Constitución, para que de una vez imperen en el gobierno central la tolerancia, el respeto a las instituciones de la democracia, la paz y los principios éticos, morales y republicanos.Habremos aprendido la lección de vida de Don Arturo Illia si encarnamos cada uno de nosotros, la escala de valores hoy distorsionada por el individualismo ególatra, recordando su permanente mensaje y su fuente de acción privada y pública en post del bienestar general defendiendo a ultranza el solidarismo.¿Cuáles son los pilares a los que debemos aferrarnos para defender la República? Escuchamos reiteradas veces hablar de la falta de ejemplos a seguir en nuestra historia. A poco andar hacia el pasado encontramos a Don Arturo Illia quien hizo de su convicción una herramienta de paz y crecimiento de nuestra Nación. De sus firmes ideas, una actitud de tolerancia con los dispares, de consenso y diálogo. Soportó, como gran demócrata, las más bajas y caricaturescas definiciones de su persona. Por si esto ya no lo destacara, antepuso el interés y el bienestar de nuestro pueblo al suyo propio y al de su familia. Tanto es que al final de sus días sólo tuvo un par de zapatos y una valija en la que cabía toda su ropa.En verdad la historia no es una fotografía, por cierto debería ser concebida como una película con distintos sucesos. Es por esto que en este día debemos revivir el valor de la decencia y la honestidad del hombre público como valuarte de la defensa de la paz interior, del afianzamiento de la justicia y del bienestar general.Don Arturo, antes de tomar una decisión crucial durante su gobierno se formulaba una pregunta: ¿Quién va a pagar todo esto? También se lo preguntaba durante los aciagos días del régimen militar que lo había derrocado. Hoy, ante una República herida por una turbulencia crispante y una tempestad desatada por los autoritarios, seguramente Don Arturo se preguntaría: "KIRCHNER, ¿Quién va a pagar todo esto?".
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