“En cuanto al presente y a nuestra propia situación, creo que nos enfrentamos a un nuevo momento de la historia, porque hoy debemos liberarnos de una sociedad relativamente funcional, rica y poderosa….El problema al que nos enfrentamos es la necesidad de liberarnos de una sociedad que atiende en gran medida a las demandas materiales e incluso culturales del hombre, una sociedad que, por usar un eslogan, reparte sus mercancías a un amplio sector de la población. Y eso implica que nos enfrentamos a la liberación de una sociedad en donde la liberación no tiene el aparente sustento de las masas.”
Leyendo este párrafo de Herbert Marcuse, “Liberation from the affluent society”, no pude evitar traspolar sus conceptos a la realidad argentina y en particular al llamado “modelo”, como proyecto político, del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner como continuidad del de su marido, Néstor Kirchner; es decir, este autodefinido “modelo” abarca temporalmente el primer gobierno de Néstor y, hasta el momento, este primero de Cristina y segundo desde el punto de vista del proyecto en si mismo.
En función del párrafo transcripto vale preguntarse si el proyecto populista encarnado por el matrimonio Kirchner no es más que un proyecto de ratificación capitalista fundado en concesiones mínimas a las clases populares y en alguna medida a los sectores medios a fin de garantizar la vigencia plena de lo mas rancio del sistema capitalista.
A modo de ejemplo, no taxativo, si enunciativo planteo la siguiente situación. Si observamos la asignación presupuestaria al sistema educativo observaremos que cuantitativamente es uno de los más elevados de los últimos años pero paradójicamente el rendimiento escolar de los alumnos argentinos, según los estándares internacionales, es llamativamente bajo, muy lejos de nuestra mejor tradición en la materia.
A ello debemos agregar un dato no menor, que es que ha habido una gran migración de alumnos de los establecimientos de educación pública a la educación privada; esto se traduce sin dudas en que los padres no ven a la educación pública como sistema idóneo para la formación académica de sus hijos.
Vayamos a un simple ejercicio mental a modo de encuesta: ¿Cuántos funcionarios del Ministerio de Educación envían a sus hijos a la escuela pública? O más amplio ¿Cuántos funcionarios conocemos que envíen a sus hijos a la escuela publica?. Yo a ninguno.
La misma idea la podemos trasladar a
Cabe la misma pregunta: ¿Dónde se atienden ante problemas de salud tanto los funcionarios como la clase pudiente?, me parece que no en el Hospital Evita Santa, que abundan sobre todo en el gran Buenos Aires. Ante su último problema de salud
Nos hemos referido a educación, salud y qué decir de energía, desarrollo sustentable (megamineria incluida) y por supuesto transporte entre otros temas. Con respecto a este último tema y la reciente tragedia de
No vale la pena abundar en demasía, pero sí es necesario poner de resalto el capitalismo de amigos que lleva adelante este gobierno, que estimo es el capitalismo en uno de sus peores expresiones, en donde sobre la base de subsidios otorgados discrecionalmente se engordan los bolsillos de socios y amigos, ello en detrimento de la asignación de los recursos adonde en definitiva deben ir, en el caso al mejoramiento de los servicios por ejemplo.
Indudablemente el matrimonio presidencial entendió erróneamente el capitalismo al que sin dudas han adherido, basta ver el incremento patrimonial de los actores en cuestión. Recordemos por ejemplo al gremialista Pedraza, a quien se lo detuvo en un lujoso departamento de Puerto Madero, en la zona más cara de
No voy a atacar el capitalismo, todos somos capitalistas, no vamos a discutir a esta altura la propiedad de los medios de producción
Soy socialdemocráta y ahí si viene a cuento no la propiedad de los medios de producción sino la forma de distribución de la riqueza.
Este capitalismo disfrazado de pseudo izquierda progresista llevado adelante por el Kirchnerismo no ha hecho más que acentuar lo peor del sistema, ha adormecido el deseo de auténtica “liberación” de las masas, ello por su combinación de políticas prebendarias como así también por políticas de pseudo inclusión que no han sido más que un placebo en el curso de una enfermedad.
No hay inclusión real desde la educación, desde la salud, desde la cultura, desde los servicios, desde el transporte.
Si hay retórica, discurso épico, simbolismo y propaganda excelentemente trabajada y sustento teórico pero no fáctico.
Ha habido en este proceso un mayor acceso a bienes de consumo, heladeras, autos, aires acondicionados, netbook para un plan educativo mal implementado, etc. Mucho crédito para el consumo, poco para la producción.
En los problemas de fondo, estructurales, de visión de futuro, no estamos igual, lamentablemente estamos peor. Como las locomotoras, no están igual que hace 20 años, están peor que cuando ya estaban mal.
Si nos adormecen las voluntades nos apagan la luz de un mañana mejor.
CARLOS QUIRÓS
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