miércoles, 22 de abril de 2009

Ribadumia llora a su nieto (Raúl Alfonsín)

Ribadumia llora a su nieto
El ex presidente argentino aún conserva familia en la localidad pontevedresa de la que emigró su abuelo a finales del siglo XIX y que él mismo visitó en dos ocasiones

En el municipio pontevedrés de Ribadumia hay una calle que lleva el nombre de Raúl Alfonsín, el ex presidente argentino cuyo abuelo emigró a Argentina como tantos gallegos hace más de cien años. La calle se la pusieron en 2003, durante la segunda visita del mandatario al pueblo, cuyos vecinos todavía recuerdan cómo en su primer viaje, en 1984 -su primera gira oficial como presidente -, el helicóptero presidencial hizo volar muchos pajares. Ahora Louzán se ha comprometido a ponerle un busto
ANXO MARTÍNEZ RIBADUMIA A finales del siglo XIX, Serafín Alfonsín Feijóo abandonaba la casa paterna de Casaldarnos, en la parroquia de Ribadumia, rumbo a la emigración. Tenía sólo quince años, y huía de la pobreza y de la falta de expectativas de futuro. Después de casi un mes de travesía, el barco le dejó en el destino soñado: Argentina. Probablemente, como cualquier emigrante, soñaba con tener un golpe de suerte y hacer fortuna, pero quizás ni se le pasaría por la cabeza la posibilidad de que un nieto suyo acabase convirtiéndose en presidente de un país, y que sería el encargado de pilotar la transición de ese país a la democracia tras superar una sangrienta dictadura. Ese nieto fue Raúl Alfonsín. El ex presidente de Argentina, fallecido en su vivienda de Buenos Aires a consecuencia de un cáncer, jamás olvidó la historia de su abuelo ni sus orígenes gallegos. De hecho, cuando ganó las elecciones de 1983 "prometió que durante su primer viaje oficial visitaría Ribadumia, y lo cumplió", recuerda Benito Vila Tejo, un vecino de esta localidad que conoció en persona a Alfonsín, y que presidió durante una década el Fogar de Ribadumia en Buenos Aires. Esa primera visita oficial se materializó en 1984, y Alfonsín fue recibido por la corporación municipal, que entonces presidía José Ramón Barral, en el campo de fútbol de A Senra. El máximo mandatario argentino había llegado en helicóptero, y tras los actos oficiales en el campo de fútbol, utilizó el mismo medio de transporte para desplazarse al lugar de Casaldarnos, la pequeña aldea de agricultores de la que había salido su abuelo y en la que todavía viven algunos familiares suyos. Para facilitarle el aterrizaje, días antes habían cortado la hierba de una finca próxima a la casa paterna de su abuelo Serafín, pero al aproximarse el helicóptero toda la hierba se arremolinó en el aire, lo que incluso obligó al piloto a ganar altura de repente. Cuentan en Ribadumia que el paso de la comitiva aérea de Alfonsín también le costó un disgusto a más de un vecino que vio cómo su pajar volaba por los aires. Pero, salvo los "damnificados" por las aspas de los dos helicópteros oficiales, en 1984 la victoria de Alfonsín en las urnas se vivió como un hecho histórico y llenó de orgullo a los vecinos. Recuerda Benito Vila que muchas personas con el apellido Alfonsín presumían de tener parentesco con aquel hombre, uno de los políticos de moda a nivel mundial en aquel momento, aún siendo falso. En Suramérica, Serafín -con siete hermanos, la mayoría emigrantes como él- contrajo matrimonio con Cecilia Ochoa, una argentina de ascendencia vasca, y se instaló en Chascomús, que entonces era una pobra parada de diligencias situada a cincuenta kilómetros de Buenos Aires. Pero Serafín tenía intuición y abrió un almacén en el que se despachaban todo tipo de productos. El negocio le fue bien, y el matrimonio tuvo siete hijos. Uno de ellos fue Raúl Alfonsín, que continuó con el comercio, aunque también tuvo la oportunidad de estudiar Derecho. El hijo de aquel emigrante que había tenido fortuna se casó con Ana María Foulker y de ese matrimonio nació el que luego sería hombre fuerte de Argentina. Su sobrina nieta, Dolores García, recuerda desde Ribadumia que en 1984 "antes de su visita estuvo aquí la policía secreta", y que "los periodistas argentinos fueron los primeros en venir a Casaldarnos cuando le nombraron presidente. Lo eligieron el 30 de octubre, y el 2 de noviembre vino". No obstante, el ex presidente aún quiso visitar una vez más la tierra de la que había salido su abuelo y encontrarse con su familia y en noviembre de 2003, siendo ya un político retirado, fue recibido una vez más por una multitud de vecinos de Ribadumia. En un típico día de invierno, frío y lluvioso, el Concello rindió un nuevo homenaje a Alfonsín y le pusieron su nombre a la calle. Docenas de personas se congregaron ayer por la tarde en esa misma calle para colocar unas flores junto a la placa que se había colocado para conmemorar la visita. El presidente de la Diputación Rafael Louzán se ha comprometido a ponerle un busto de granito en su honor. Ridadumia celebra mañana a las 21 horas una misa en honor al nieto del pueblo.

Agradezco el envío a Silvia Brun y los invito a ingresar a http://www.lembrandoagalicia.com/blog/

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