lunes, 12 de enero de 2009

"COSA DE MANDINGA".- Por René Bonetto *

Cada tanto, el gobierno nacional anuncia algún conjunto de medidas dirigidas al sector agropecuario. Sin embargo, a poco de conocerse las mismas, las escasas expectativas previas inexorablemente se terminan diluyendo por completo.
La Argentina carece de política agropecuaria. La cuestión viene desde hace tiempo pero, ha sido mucho más nítida durante la gestión kirchnerista.
Generalmente, cuándo se produce algún anuncio, lo que se conoce son disposiciones parciales e insuficientes, contradictorias y extemporáneas que terminan acrecentando las dudas y la preocupación por el futuro.
A la natural incertidumbre climática y de mercados que caracteriza a la actividad se ha agregado una gran incertidumbre política que, actualmente, se ha enseñoreado del escenario.
Y pocas cosas resultan más negativas que éste hecho para la producción agropecuaria.
Los países más avanzados en la materia, potencias mundiales con una gran organización y a quienes habría que observar y estudiar con detenimiento, implementan políticas integrales tendientes a otorgarle mayor previsibilidad y estabilidad en las condiciones para producir a la agricultura.
En la Argentina se está avanzando, desde hace tiempo en sentido contrario. Los resultados están a la vista.
El cortoplacismo, la incapacidad, el desconocimiento ó algo mucho peor como es el resentimiento predominan en las decisiones y actitudes gubernamentales.
La protesta agropecuaria del pasado año 2008, que fue acompañada por la sociedad y los medios de comunicación, sirvió para concientizar y frenar una medida (Resolución Nº 125). También para advertir claramente a nuestras autoridades sobre el riesgo de intentar sobrepasar límites que los argentinos ya no estamos dispuestos a tolerar quietamente. Evitó males mayores, fue un gran llamado de atención, pero no cambió la situación preexistente. Tampoco fue el inicio de una etapa donde mejorara el tratamiento que el agro recibe de parte del gobierno nacional. Ni hablar de las medidas que necesita con urgencia.
Desde ese tiempo, además de gruesos errores en las medidas coyunturales se empezó a percibir un increíble sentimiento de encono hacia todo lo que tenga que ver con lo agrario.
Quedó en claro más que nunca, que al campo se lo visualiza solamente como proveedor de bienes-salarios, ingresos fiscales y divisas de exportación negándole el rol estratégico que consideramos tiene en nuestro país.
En lo inmediato, y más allá de las cuestiones de fondo que hacen a una verdadera e integral política de desarrollo sostenible, el sector está en medio de una campaña agrícola decidida bajo condiciones adversas –cuánto menos desestimulantes-, pero de cuyo resultado depende la suerte de mucha gente, pues se deben incluir actores que trascienden la actividad agraria propiamente dicha.
El gobierno nacional debiera actuar AHORA, implementando medidas que morigeren el impacto de la crisis que sus propias decisiones y el contexto internacional inevitablemente están provocando –con tendencia a agravarse- sobre él mismo.
Con necesidades de igual ó mayores urgencias se ubican la ganadería, la lechería y los productos de las denominadas economías regionales.
La sequía, en diversas regiones del país, contribuye lamentablemente a aumentar la preocupación.
De lo que se haga –ó no-, depende lo que sucederá muy pronto, a más tardar en el otoño venidero.
Ya no se trata de la apropiación ó de la “distribución de la renta extraordinaria”, sino de ingresos mínimos suficientes para continuar con el proceso productivo y a mucha gente mantenerse en su actividad y ámbito especifico incluyendo el amplio complejo socio-económico que gira en derredor del sector.
Retenciones, transparencia de mercados, libertad para comerciar y exportar y de fondo, una política que brinde previsibilidad, estabilidad y equidad son aspectos centrales de un paquete de decisiones que, con seriedad, el gobierno argentino debiera adoptar cuánto antes para aliviar una situación que conspira contra el país y sus habitantes y es preludio de males mayores.
Ir contra el campo y los productores por revanchismo es una actitud maquiavélica y que carece de sentido pues, como se ha dicho, compromete severamente no solo a éstos sino también a mucha mayor cantidad de gente y actividades.
Como decimos en el campo “parece cosa de mandinga”.

(*) Ex Presidente de la Federación Agraria Argentina
Presidente de la Fundación de la UCR Leandro N. Alem

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